Cuando nuestros hijos son pequeños nos preocupamos por poner a su alcance todos los libros posibles para fomentar el hábito de leer desde la cuna. Buscamos un rincón donde tengan su propia biblioteca e información sobre la mejor manera para contar cuentos.
Un poco más adelante, nuestra preocupación es que ellos lean libros de manera autónoma. Y buscamos entonces libros con los que aprender a leer.
Después debemos asegurarnos de que no solo saben reproducir fonéticamente las palabras escritas, sino de que entienden lo que leen.
¿Qué podemos hacer para mejorar la comprensión lectora?
- Seguir una receta de cocina (y cocinarla), leer las instrucciones de un juego antes de comenzar o el menú de un restaurante para elegir los platos.
- Leer juntos un libro y hacerle preguntas al niño sobre el mismo. ¿Qué ha hecho el protagonista? ¿Por qué lo ha hecho? ¿Qué harías tú en su situación?
- Leer un artículo, noticia, cuento... y pedirle que lo resuma con sus propias palabras.
- Hacer un dibujo tras la lectura de un texto.
- Escribir finales alternativos para una misma historia.
- Leer una frase y, a continuación, enunciar otra con el mismo significado pero con palabras distintas, más sencillas. Así, aprende vocabulario y comprende más fácilmente lo leído.
- Jugar a las definiciones: les damos la definición de una palabra para que el niño busque a qué término corresponde esa definición. Y a la inversa. Se puede jugar con palabras cotidianas.
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